martes, 31 de julio de 2018

la belleza es una máquina de hacer humanidad

  1. Me importan poco el poder y su delirio, pero reconozco que a veces ese poder ha activado los ideales de belleza, plenitud, cultura y conocimiento.
  2. La belleza no es una gracia superficial a la que dignifica el poder. Es el arte el que dignifica al poder y es gracias a la potencia de la belleza que algunos expertos recuerdan sus gestos de codicia banal. No me interesa Carlos IV, me interesa la humanidad de Goya. Me complacen los poderosos cuando dieron de comer a los dignos y a los sabios, a los que han buscado el conocimiento y el sentido. Hoy el poder económico es la barbarie (y además hortera) pero el conocimiento y el sentido avanza a pesar de él.
  3. La belleza tiene un valor profundo, identifica y construye un sentido y el placer en medio del caos y del dolor. Las bellezas de una obra de arte, de las matemáticas o de una teoría de la astrofísica.
  4. Banalizamos la belleza, un adorno frívolo, y sin embargo es una máquina de hacer humanidad. Es la inteligencia hecha forma, la sensibilidad hecha materia. Es una excepción a la necedad y brutalidad de los días. Es crear un mundo con sentido en medio de la perplejidad de estar vivos. Es lo que nos dice que la vida vale la pena en medio del vacío y del desamparo que taladra los cuerpos. La belleza es liberación y poder, y por eso es política, porque hay quien teme a los individuos libres y poderosos.
  5. Frente a la fugacidad feroz y la estupidez brutal, crear belleza es una venganza frente a la injusticia que aniquila y es un acto de resistencia vital radical. Disfrutarla también. Por eso quiero tener un corazón de mármol que bombee belleza.